Dulce Pasatiempo de Nimai 2
La Divina Misericordia Del Gran Maestro
Después de esto, Nimai pidió que alguien fuese en busca del devoto Sridhara. Sridhara era un hombre muy pobre que se ganaba el sustento vendiendo las hojas y las cortezas del banano. La persona que fue por él pudo encontrarle fácilmente porque Sridhara permanecía cantando los santos nombres del Señor continuamente.
Sridhara se sintió muy ansioso y feliz de saber que Nimai había enviado por él, así que acudió al instante y muy humildemente permaneció de pie frente a Nimai. Nimai le dijo entonces: "Todos los días, en el mercado de Navadvipa, suelo discutir y regatear contigo para que Me des tus hojas y cortezas de banano.
Pero seguiré alimentándome utilizando las hojas que tú me proporcionas y comeré las cortezas del banano que tú te complaces en regalarme. Ahora acércate y mírame de frente". Cuando Sridhara miró a Nimai, vio al Señor Narayana sosteniendo la caracola, el disco, el mazo y la flor de loto en Sus cuatro brazos.
Sridhara, quien era analfabeto, recitó una oración de alabanza al Señor que nadie jamás había escuchado. Nimai le bendijo: "¡Oh Sridhara! ¡Tú eres muy pobre! Te ofrezco el reino de los tres mundos y los ocho poderes de los yoguis místicos". Sridhara se negó a aceptar estas bendiciones.
El Maestro inquirió otra vez: "Entonces, ¿qué deseas exactamente?" Sridhara contestó: "¡Qué quien solía arrebatarme de las manos las hojas de banano, sea mi eterno Señor en todos y cada uno de mis nacimientos futuros!" Esta oración de Sridhara levantó una profunda ovación en todos los devotos presentes, porque Sridhara prefería ser un esclavo a los pies de loto del Gran Maestro antes que obtener todos los poderes existentes en los tres mundos.
Cuando los devotos ya se disponían a partir hacia sus hogares, llegó Sridhara, el vendedor de vegetales, con una calabaza. Nimai enseguida le pidió a Su madre que la cocinara, porque un regalo del humilde Sridhara no debía ser rechazado ni siquiera indirectamente. Más tarde, otro devoto trajo un poco de leche. Nimai rio por la coincidencia y le pidió a Su madre que cocinara la calabaza en leche dulce.
Después de esto, Nimai pidió que alguien fuese en busca del devoto Sridhara. Sridhara era un hombre muy pobre que se ganaba el sustento vendiendo las hojas y las cortezas del banano. La persona que fue por él pudo encontrarle fácilmente porque Sridhara permanecía cantando los santos nombres del Señor continuamente.
Sridhara se sintió muy ansioso y feliz de saber que Nimai había enviado por él, así que acudió al instante y muy humildemente permaneció de pie frente a Nimai. Nimai le dijo entonces: "Todos los días, en el mercado de Navadvipa, suelo discutir y regatear contigo para que Me des tus hojas y cortezas de banano.
Pero seguiré alimentándome utilizando las hojas que tú me proporcionas y comeré las cortezas del banano que tú te complaces en regalarme. Ahora acércate y mírame de frente". Cuando Sridhara miró a Nimai, vio al Señor Narayana sosteniendo la caracola, el disco, el mazo y la flor de loto en Sus cuatro brazos.
Sridhara, quien era analfabeto, recitó una oración de alabanza al Señor que nadie jamás había escuchado. Nimai le bendijo: "¡Oh Sridhara! ¡Tú eres muy pobre! Te ofrezco el reino de los tres mundos y los ocho poderes de los yoguis místicos". Sridhara se negó a aceptar estas bendiciones.
El Maestro inquirió otra vez: "Entonces, ¿qué deseas exactamente?" Sridhara contestó: "¡Qué quien solía arrebatarme de las manos las hojas de banano, sea mi eterno Señor en todos y cada uno de mis nacimientos futuros!" Esta oración de Sridhara levantó una profunda ovación en todos los devotos presentes, porque Sridhara prefería ser un esclavo a los pies de loto del Gran Maestro antes que obtener todos los poderes existentes en los tres mundos.
Cuando los devotos ya se disponían a partir hacia sus hogares, llegó Sridhara, el vendedor de vegetales, con una calabaza. Nimai enseguida le pidió a Su madre que la cocinara, porque un regalo del humilde Sridhara no debía ser rechazado ni siquiera indirectamente. Más tarde, otro devoto trajo un poco de leche. Nimai rio por la coincidencia y le pidió a Su madre que cocinara la calabaza en leche dulce.